miércoles, 20 de abril de 2011

Juego Dado de los deseos - dime de lactancia








Hola
Esta entrada del blog es dedicada a Gaby que me pidió que encontrara el "Dado de los deseos" que habia armado hace años. Lo hice para conversar con un grupo muy heterogeneo de participantes ( educadores, medicos, enfermeros, etc. ) del IX Congreso Argentino de Pediatría Social - IV Simposio Argentino de Lactancia Materna 1 al 3 de mayo en San Miguel de Tucumán. Si, hace mucho tiempo pero para retornar adecuandolo al lema de la semana de este año realicé este video explicativo, espero les agrade.
Saludos
Dra Patricia Barrios Skrok
Contiene:
Las imagenes del dado completo y por cara.
El video. http://www.youtube.com/watch?v=ZmNehgrSUpU



sábado, 16 de abril de 2011

Bs As 2011 los profesionales en salud se actualizan en LM en la SAP

Capacitación 


Con todo éxito se inició el Curso de actualización superior, regular o anual de la Subcomisión de Lactancia en la SAP
 www.sap.org.ar 
Sede Central- Centro de Docencia y Capacitación pediatría 
" Dr. Carlos A. Gianantonio" este ultimo 12 de abril 2011. 

El mismo Coordinado por la Dra. Vera May desarrolló los siguientes temas: 
 Lic. Alejandra Rodriguez INTI Lacteos - Pesticidas, lactancia Materna y en fórmulas lácteas-

 Investigación - Legislacion -etc
   
 Dr Samuel Azar ex-Jefe servicio Alergia Htal Argerich C.A.B.A 

Alergia y Lactancia Materna - que es un proceso alergico, mediadores, se hereda?, 


se transmite por la leche materna?, alergenos ambientales más frecuentes . Dra Patricia Ronayne de Ferrer - Dra en Bioquimica- 
Docente en catedra bromatologia de Facultad Farmacologia y Bioquimica de UBA -
 Investigadora 
- Componentes inmunobiológicos de la leche materna.
 Inmunomoduladores en leche humana. 
Dra Maria Della Rodolfa. Medica oncologa - ONG 
Salud sin Daño ( termometros http://notio.com.ar/sociedad/buscan-prohibir-ciertos-termometros-1681)- Tóxico ambientales y salud. Su efecto prenatal y postnatal. Disruptores endocrinos y otras consecuencias por contaminantes. Toxicos en alimentos infantiles.
   

 Dr Matias Botelli Neumonólogo infantil Htal Gutiérrez y Htal Cetrángolo.

 Niños respiratorios crónicos, relación con lactancia materna. 
Alergia de leche de vaca, también en niños con lactancia exclusiva. 
Fue el primero de ocho módulos programados por la Subcomisión de lactancia materna de la sociedad argentina de pediatría.

   

Algunos miembros de la subcomisión (Dra Rosa Bereinstein y Dra Barrios Skrok Patricia) cedimos nuestro espacio a disertar para desarrollar mejor los temas de los invitados.

 Este curso pertenece a la red de educacion continua y es arancelado. 

Las presentes fotos y grabaciones son personales y son solo para graficar y compartir la actividad, se agradece la pre disposición de aquellos que aparecen en las mismas.

  Pesticidas y lactancia ( fragmento) Inmunomoduladores y Lactancia (fragmento)  

 Alergias y Lactancia ( fragmento) 
Se aclara que es una actividad cuyo mérito es de la subcomisión de Lactancia Materna de la www.sap.org.ar Por favor consulta en www.sap.org.ar 

E mail: santiagog@sap.org.ar o paula@sap.org.ar como dice el afiche de difusión del folleto.

miércoles, 13 de abril de 2011

De lactarios, nodrizas y puericultura en algunos relatos historicos de mi pais.



Es simplemente un acopio de algunas publicaciones que hablaban de la historia de la provincia de Buenos Aires, uno puede tomar como rescate de la historia bonaerense o deprimirse por la sensación continua de volver a empezar. Los articulos en referencia estan al final de esta entrada y espero que sea útil cuando estamos por celebrar 100 años de la Pediatria en Argentina.
Por favor si ud, tiene información al respecto hagamelo saber.

He recibido información sobre Lactarios en San Juan publicada por Diario de Cuyo en su edición del martes 21/11/1989, conmemorando los 45 años de la puesta en marcha del lactario provincial cuando el Dr. Ricardo Lopez Mansilla quien fuera destacado cirujano de la época a más de ocupar variados cargos dentro de los organismos de salud. La misma fue enviada por su hijo Eng. Ricardo López Méndez desde San Juan y al que agradezco la importante referencia.
También nos dejo un link de la Federación Argentina de Cardiología donde consta que el Dr. Ricardo López Mansilla fue colaborador del Dr. Salvador Mazza en los comienzos de la detección y tratamiento de la enfermedad de Chagas.
Y a la que sumo un link con la foto de tan destacado miembro de la sociedad sanjuanina http://www.fundacionbataller.org.ar/banco_de_fotos/pag_foto.php?foto=1945GSITC1605
Esta valiosa información además de ser enviada a la Subcomisión de lactancia de la Sociedad Argentina de Pediatría la publico a pedido como referencia histórica.

Dra Patricia Barrios Skrok

Después de 1910 Emilio Coni Medico higienista de la época afrontaba la llegada de inmigrantes a la ciudad con el sueño de la casa propia, echo que era aportado por el estado en un clara ocupación del asistencialismo. Las casas huerto jardín se ubicaban en barrios de trabajadores en un improvisado mundo urbano sin servicios básicos y con casas colectivas. Las madres solteras recibían un subsidio, lugar para vivir, priorizaban la higiene pública y la asistencia del niño y minusválido. Existían maternidades con asistencia de partos a domicilio, cantinas maternales y consultorios ginecológicos.
Existían dispensarios de lactantes, casas cunas barriales, consultorios medico preventivos, casa de colonias de vacaciones, copa de leche en las escuelas y almuerzos, los asilos maternales para huérfanos, indigentes y abandonados, colonias agrícolas y permanentes para los niños débiles. Había consultorios y farmacias en las fábricas, en las escuelas industriales y de profesionales de artes y oficios. Toda una ciudad bajo la tutela de un estado filantrópico.
A comienzos del siglo XX tenían un 60% agua potable ero un 35% cloacas provocando esta dispareja evolución enfermedades infecto contagiosas como la fiebre tifoidea, desde 1920 a 1930 se trabajo en sanear la ciudad con infraestructura y equipamiento. También se trato de limitar la mortalidad infantil con vacunación paliando las causas endógenas de la misma por una ley en 1903 que la hacia obligatoria.
En 1930 al 40 empieza el uso de los ATB y SRHO que disminuyen la mortalidad infantil a un 13% Mejoramiento ambiental y los cuidados de la madre que destetaban a sus hijos precozmente. Los dispensarios de lactantes, las casas de puericultura y la inspección de nodrizas que actuaban de escuelas para las madres. Oliva en 1918 tenia en su consultorio carteles como “ La leche es irremplazable en el niño de pecho”, La leche de madre es el mejor alimento para el niño, la leche de madre debe pertenecer al hijo.
En 1910 se haban muerto muchos niños a causa de la venta de leches artificiales sumado a las inundaciones y condiciones socioeconómicas laborables. (E coni) pues las madres habían dejado de amamantar y daban otros alimentos poco convenientes. Era la asistencia de nodrizas que inspeccionaba los domicilios para comprobar esta situación (Oliva) En 1913 se reglamenta pasteurizar la leche o esterilizarla y se conforma el etiquetado del envase cosa que aun hasta 1960 no se cumplía ya que aun circulaba la venta en tarros comunes.
Desde 1940 se distribuyen raciones alimentarias a las madres, raciones de leche pura, con cereales con harinas o dextromaltosas y en menor cantidad leches modificadas.
En los dispensarios de lactantes se entregaba, leche de vaca fluida o en polvo, beuberre, leche condensada, etc. Y eran atendidas por dos empleadas en preparación de los alimentos, todo con un costo para la ciudad de 3 centavos por lo más de 1 millón de niños asistidos. En esa época desaconsejaban el adiestramiento de la preparación de alimentos dejándolo a cuidado de estas preparadoras con mayor higiene que en sus hogares vigilando así la alimentación artificial.
La de Justino Ramos Mexía, de 1898, afirmaba que los roles sociales de los hombres y mujeres estaban prescriptos por la evolución y que el de la mujer debía, ante todo, garantizar “la calidad de la raza”. Era necesario, entonces, desarrollar para ellas un programa de estudios “separado de los hombres”, que facilitaría el florecimiento de “sus aptitudes intelectuales” a los fines de “hacerlas irradiar sobre la cuna y sobre el hogar doméstico” toda vez que “la mujer está en la madre y nada más, y la maternidad debe ser eje sentimientos y de su salud”.
De modo que las renovadoras ideas que apuntaban a la incorporación de la mujer a la práctica del ejercicio físico y el deporte respondieron a un empeño por mejorar su condición de madre, un objetivo que, aún en sus limitaciones, demandaba revisar algo de las tradicionales restricciones al uso del propio cuerpo. Con esos presupuestos se fue demarcando la discusión sobre cuál era el tipo e intensidad de actividad física más conveniente para reforzar la esencia maternal de la mujer.
Hacia fines del siglo XIX ese debate estaba claramente acotado, no sólo por la falta de derechos civiles y menor acceso a la educación de las mujeres sino también por una realidad cotidiana marcada por corsés apretados que dificultaban la respiración y largos y pesados vestidos que impedían los movimientos rápidos. Entrado el siglo XX, algo de esa moda se ha adaptado o renovado, haciendo menos complicado cualquier empeño de ejercitación corporal.
Como sea Como sea, esas nuevas posibilidades tendieron a reafirmar los enfoques esencialistas antes que a reformularlos. Un tratado de divulgación higiénica afirmaba en 1919 que “la cultura física es más necesaria en la mujer que en el hombre”y que el fortalecimiento del cuerpo femenino demandaba de “ejercicios de gimnasia abdominal y pelviana, con el objeto de desarrollar la musculatura y mantener la circulación activa en las regiones donde están alojados los órganos sexuales, y de gimnasia respiratoria, para favorecer el desarrollo del aparato pulmonar y las glándulas mamarias”.
El mismo tratado advertía con disgusto que “la gimnasia que practican algunas mujeres sigue un feminismo absurdo” que las terminará convirtiendo en “seres híbridos, marimachos con todos los defectos y ninguna de las virtudes de ambos sexos”. Esta gimnasia, fortalecedora del cuerpo de la mujer pero sin directa intencionalidad maternalista, era ciertamente transgresora y probablemente bastante similar a la que practicaban algunas mujeres en muchos lugares de la Europa anglosajona y mediterránea y los Estados Unidos. De ella dan cuenta tanto los incipientes desarrollos del atletismo femenino, que en la década del veinte ya tenía sus clubes y torneos “que permitían a muchas mujeres jóvenes salir del anonimato”, como Amor y gimnástica, una exitosa novela de Edmundo de Amicis que circulaba en Buenos
Aires, donde el ejercicio físico de la mujer se celebra, ante todo, por facilitar sensaciones liberadoras, prescindiendo de los dictados de la moda o de las demandas del maternalismo.
En 1930 Expresaban, de todos modos, un claro reconocimiento de que “la vida al aire libre, la ilustración liberal, las exigencias del momento han transformado psíquica y físicamente a la mujer haciéndola más resistente a la doble tarea del hogar y del deber que ella misma se ha creado al influjo de la necesidad”.
Así, en tiempos en que la “vida moderna” consagraba un ideal de belleza donde los valores de la salud y el espíritu animado ya habían desplazado a la delicadeza, la sensibilidad y el recato decimonónicos, la relación de la mujer con las actividades físicas parecía querer definirse no sólo como “una práctica higiénica para evitar la enfermedad y mantener la natural belleza de las líneas” sino también como un recurso importante en la formación de “una legión de madres sanas y fuertes y no de atletas”. Si ésta era a fines de la década del treinta la perspectiva de una revista de divulgación como Viva Cien Años, que probablemente leían mujeres de clase media y sectores populares acomodados, la de la Revista Grafa, publicada a comienzos de los años cuarenta por los dueños de una de las fábricas textiles más importantes de la ciudad donde las mujeres sumaban más de la mitad de la fuerza laboral, era aún más ambiciosa y enhebraba la necesidad y conveniencia de la gimnasia con las razones del maternalismo, las de la capacidad laboral y el futuro de la nación.la segunda mitad del siglo
XIX. Levantando un nuevo ideal de maternidad, esta preocupación se proponía difundir prácticas cotidianas muy específicas destinadas a proteger integralmente la salud de la mujer y del niño. En Francia galvanizó como “puericultura”, en España se hablaba de “maternología”, en Italia de “nipiología”, en Cuba de “hominicultura”. En el mundo anglosajón fue parte sustancial del movimiento pora salud y bienestar infantil así como en los Estados Unidos, donde logró hacer un indudable impacto en las así llamadas “ciencias sanitarias del hogar”. Con matices –en algunos lugares más marcados por ideas hereditarias o eugenésicas, en otros dando una especial importancia a la raza o el grupo étnico– pero compartiendo gran parte de sus objetivos, estas nuevas disciplinas impulsaron la incorporación de la antisepsia pasteuriana en el parto, participaron de la retórica general a favor de la natalidad y de la del fortalecimiento de la “raza nacional”, reconocieron la importancia económica de la niñez como potencial capital humano útil en tiempos de la industrialización y usaron de la nueva infraestructura sanitaria en las ciudades. También alentaron la educación higiénica y las escuelas al aire libre, desarrollaron sistemas de atención tanto en al ámbito estatal como en el de la sociedad civil, desplegaron modernas estrategias orientadas a facilitar la interiorización de nuevas prácticas de higiene personal y hogareña. Todas ellas, de uno u otro modo, han facilitado el triunfo de un ideal de madre moderna caracterizado, por un lado, por el objetivo de criar científicamente a los hijos siguiendo una cartilla que se suponía mejoraría la calidad de la descendencia y, por el otro, por la celebración de un nuevo fervor maternal destinado a relegar en parte el que tradicionalmente la mujer le debía dedicar a su esposo.
En Buenos Aires la preocupación por la mortalidad y la salud infantil estuvo presente durante el último tercio del siglo XIX.Ya en 1879 Emilio Coni indicaba la conveniencia de establecer pequeños asilos maternales para asistir a las mujeres pobres. En 1892 se creó el Patronato y Asistencia de la Infancia, dependiente de la Administración Sanitaria y Asistencia Pública. Y en 1899 apareció la primera de las numerosas ediciones –de más de cien páginas unas, abreviadas otras– del trabajo de Gregorio Aráoz Alfaro titulado El libro de las madres. Pequeño tratado práctico de higiene del niño con indicaciones sobre el embarazo, parto y tratamiento de los accidentes que se seguiría reeditando hasta entrada la década del cuarenta del siglo XX.
Muy pronto esa preocupación se consolidó como un campo de saber específico, motivó a la cátedra de Clínica Pediátrica de la Facultad de Medicina a cambiar su nombre en 1919 por el de Clínica de Pediatría y Puericultura, se hizo evidente en iniciativas legislativas, desarrolló en los años veinte y treinta instituciones científicas como la Sociedad Argentina de Nipiología y la Sociedad de Puericultura, favoreció la aparición de visitadoras de higiene certificadas y nodrizas registradas, y afianzó su posición en el Estado con la aparición en 1908 de la Sección de Protección a la Primera Infancia dependiente de la Asistencia Pública. Todas estas novedades expandieron una red asistencialista para la infancia y las madres que a finales de la segunda década del siglo XX estaba asentada en las iniciativas del reformismo municipalista y en más de medio centenar de organizaciones caritativas y filantrópicas de muy diverso tipo.
Los contenidos de estas preocupaciones de neto corte maternalista tendieron a ser definidas por hombres médicos pero fueron mujeres las que terminaron haciéndose cargo de su difusión o su aplicación en la vida diaria. Las maestras de escuela, las visitadoras sociales o las filántropas de la elite las propagarían y las madres tratarían de llevarlas a la práctica en la mayor o menor precariedad material de sus hogares. En todo ello contribuyeron los congresos nacionales e internacionales –de médicos, del niño, de mujeres– que de muy diversos modos reconocieron en el valor de la maternidad y el cuidado de la infancia un tema relevante. Es en este contexto que debe entenderse la incorporación de la puericultura como asignatura en las escuelas secundarias de mujeres y las actividades desplegadas por grupos de mujeres de muy diversas impostaciones ideológicas alentando la moderna crianza infantil –de las mujeres de la elite en sus filantrópicos Clubes de Madres a las feministas y socialistas agrupadas en la asociación Unión y Labor y de los grupos que organizaban campañas informativas y educativas como la Semana del Bebé a los cursos impulsados por el Consejo Nacional de la Mujer destinados a formar jóvenes mujeres interesadas en especializarse en el cuidado infantil–.
La agenda maternalista definía un territorio compartido en los hechos –no necesariamente en la ideología– que legitimaba y justificaba cierta presencia de la mujer en la escena pública y le permitía acceder a una mayor autonomía personal y política. En las décadas del treinta y cuarenta se afianzaron muchas de estas novedades.
Una creciente profesionalización de las funciones públicas sumada a la presencia de la mujer en el mundo del trabajo extrahogareño aceleró la definición de políticas de Estado. A la primera legislación de comienzos del siglo XX en materia de trabajo femenino e infantil se enlazaron leyes y decretos que prohibían trabajar antes y después del parto, establecían cuidados médicos gratuitos, subsidios por maternidad y derecho de descanso para amamantamiento.
En 1936 se creó la Dirección de Maternidad e Infancia dependiente del Departamento Nacional de Higiene y en 1946 el organigrama de la Secretaría de Salud Pública de la Nación incluía una serie de agencias específicamente dirigidas a la higiene y medicina escolar. Muchas de estas iniciativas sumaron a las razones de la prevención y cuidado materno infantil renovadas preocupaciones sobre las tendencias declinantes de la natalidad y la necesidad de preservar el ideal maternalista entre las mujeres trabajadoras. Para esos años la mortalidad infantil ya había descendido significativamente.
Si entre 1870 y 1874 la mortalidad neonatal había sido del orden del 120.6 por mil y la postneonatal del 143.2 por mil, en el quinquenio de 1945-49 había disminuido al 17.9 por mil y 20.0 por mil con coyunturas de rápido descenso entre 1875 y 1904 y entre 1930 y 1949. La contundencia del descenso no impidió, sin embargo, que se siguiera hablando de la necesidad de cuidar de la primera infancia tanto por “razones humanitarias” cuanto por estar allí “el futuro capital moral y material de la nación”.3
En este clima de ideas, iniciativas legislativas, desarrollos profesionales, esfuerzos de difusión de ciertas costumbres y logros en las estadísticas vitales, la problematización de la tuberculosis infantil tuvo un destacado lugar. Su impacto en la mortalidad infantil fue significativamente menor que el de las enfermedades gastrointestinales y tanto a comienzos del siglo como a mediados de la década del treinta las tasas de mortalidad tuberculosa rondaron el 14,5 por 10.000 habitantes durante los primeros meses de vida y el 4 por 10.000 para los menores de 15 años.34 De modo que durante la primera y segunda infancias su impacto fue muy acotado incluso si, como proponía en la década del veinte Gregorio Aráoz Alfaro, se reconocía que muchas de las bronconeumonías y meningitis infantiles eran en realidad tuberculosis y debían consignarse como tales.
A mediados de la década del veinte la profilaxis del recién nacido comenzaba con su inmediato traslado a la sala de lactantes anexa a la maternidad donde se le aplicaba la vacuna BCG y una nodriza lo amamantaba mientras duraba su observación y hasta que se encontrara a quien se haría cargo de su crianza familiar. Todo el sistema de la colocación demandaba de inspecciones previas en los hogares que participaban del servicio, evitándose los que tenían familias numerosas y condiciones habitacionales precarias. No se entregaba más de un niño a una misma familia y visitadoras sociales de los dispensarios de lactantes o los dispensarios antituberculosos hacían el seguimiento necesario de cada niño. Cumplidos los dos años con la familia sustituta, el niño pasaba al preventorio infantil donde quedaba internado hasta los diez años. Según Raimondi, la colocación familiar del recién nacido explicaba el descenso de la mortalidad infantil tuberculosa en Buenos Aires entre 1925 y 1934, de un orden del 45%. la masiva administración de la vacuna BCG a los hijos de madres tuberculosas internadas desde 1925 y a todos los niños nacidos en maternidades dependientes de la Asistencia Pública desde 1933,
La teoría miasmática, la doctrina telúrica, y lo que hemos llamado “teoría social de la enfermedad”,4 son algunas de las doctrinas científicas elaboradas por los médicos en los siglos XVIII y XIX, que hacían referencia
al impacto del medio en la salud de la población. En su conjunto, estas corrientes constituyeron la base teórica del paradigma de la higiene pública en el ámbito local.
Emilio Coni- la infancia fue una de sus preocupaciones centrales y en 1904 siendo comisionado municipal y presidente de la sección de higiene, apoyó y dinamizó la creación de un dispensario para lactantes y gota de leche, con el fin de suministrar leche higienizada a 50 niños lactantes pobres enviados por la Asistencia Pública. El dispensario para lactantes funcionó hasta 1908, año en que el director de la Asistencia Pública, Dr. José Penna, creó la sección protección de la primera infancia. Esta institución hizo rápidos progresos: en 1912 había seis dispensarios instalados como anexos de la inspección de nodrizas, a cuyo examen estaban obligadas las madres que se dedicaban a la llamada “lactancia mercenaria”. La protección al lactante, cuyo iniciador había sido E. Coni, se realizaba por medio de tres instituciones: los dispensarios, los institutos de puericultura y la inspección de las nodrizas
Estas mujeres a partir de su labor se pusieron en contacto con las madres y generaron un vínculo indispensable para la concreción de las políticas sustentadas en la puericultura como especialidad. En este articulo entraremos la atención en la relación que los médicos establecieron con los niños y las madres que concurrieron a los establecimientos sanitarios; este vinculo se convirtió en el sustento de nuevas practicas que transformaron el discurso medico vigente sobre la maternidad puericultura como disciplina científica, que las instituciones de salud existentes realicen una “labor práctica, gestionando y promoviendo toda obra social que pueda beneficiar el binomio madre-hijo” (Propósitos y realidades, 1935:18). La relación materno filial se construía no solo a partir de los aspectos biológicos reproductivos, íntimamente ligados a los momentos del embarazo y del nacimiento, sino también a partir de un vinculo psíquico y afectivo que se prolongaba a lo largo del tiempo (Nari, 1996).
Por lo tanto, fueron ellas quienes hicieron hincapié en la importancia de la relación entre el medico y la madre, para la eficacia de las estrategias medicas: “la mujer humilde, sin mayor instrucción que nos consulta a diario, debe encontrar en el facultativo a un amigo, pues sino se intimida, se desorienta y contesta equivocadamente nuestras preguntas”. Solo la madre, desde su lugar trascendental, determinaría el éxito o el fracaso de los objetivos de la puericultura, la crianza de niños sanos; base de la riqueza económica política y social de la Argentina (Nari, 2004). El facultativo, para lograr un vínculo con la madre constante y permanente, debía acentuar algunas de sus cualidades: paciencia y “puntualidad”. Además debía modificar también sus procedimientos cotidianos, con la incorporación de estrategias –la explicación constante, las anotaciones– favorecedoras para una comunicación mas fluida con las madres. Esta disposición comprometía todas las tareas y rutinas en los consultorios se redujera; en función del reconocimiento de sus múltiples obligaciones hogareñas. Estas actitudes eran imprescindibles para lograr que la madre transformara en una “obligación primordial” la asistencia semanal al Dispensario, única manera de lograr un efectivo seguimiento a través de las revisaciones periódicas (Costa de Dobrenky, 1935). En definitiva, si el discurso medico reforzaba la importancia del vinculo con la madre para lograr una asistencia eficaz al niño, eran necesarios cambios en las practicas medicas habituales para obtener un lazo personal (madre-medico), que asegurara a los profesionales como referentes legítimos.
Las madres solteras constituyeron uno de los grupos que acudieron con mayor frecuencia a las instituciones médicas públicas 4, entre ellas a las instituciones municipales dependientes de la Dirección de Protección a la Primera Infancia.
Las Visitadoras, en muchos casos, no tuvieron otra opción que internar a “la madre y el niño en los Institutos de Puericultura mientras esperan la solución del caso, o procurar a las madres una ocupación compatible con la indestructibilidad del binomio madre-niño” (Bortagaray y Kreutzer, 1936:188).
Los Institutos de Puericultura se convirtieron en instituciones albergadoras de numerosas madres solteras. Estos establecimientos se encargaron de la asistencia medica hospitalaria para niños y/o madres que enfrentaban algunas de las siguientes problemáticas: infantes enfermos de alteraciones gastrointestinales, bebes sanos cuyas madres por falta de una alimentación abundante y substanciosa presentaban una secreción láctea escasa y pobre en alimentos nutritivos, y niños enfermos de cualquier otro padecimiento agudo cuya salvación dependiera de la inmediata hospitalización siempre que por razones especiales o del momento no fuera posible recurrir a un hospital u otro recinto.
Las razones de la permanencia de estas madres en los establecimientos se debía básicamente a su condición socio-económica; especialmente, era acuciante la situación de las trabajadoras domesticas, que perdían su trabajo por el niño. Las razones médicas, como dificultades en la lactancia, emanaban de las primeras. Sin embargo, aunque el problema excedía la estructura medica-sanitaria municipal existente, brindaba una oportunidad para transformar la situación de las madres solteras. Los médicos aprovecharon la presencia cotidiana de las madres para intentar implementar acciones fuertemente disciplinarias en pos de “la peregrina oportunidad de tratar de enderezar una vida”. El discurso medico las caracterizo como “doblemente valiosas”, en tanto su opción por la maternidad a pesar de las consecuencias generadas, el desprecio y el abandono las había “santificado”. La soledad en la que ejercían esta función era “un arma de doble filo”; el gran peligro que acechaba a las madres solteras, el inicio de su “camino descendente”, operaba como mecanismo discursivo e ideológico que reafirmaba la defensa de los valores familiares burgueses por parte de la corporación medica (Agostini de Muñoz, 1935:129-130).
La autoridad medica, construida sobre una imagen de sacerdocio laico, encontró un nuevo espacio de intervención, las “vidas que la ignorancia y la incomprensión de la sociedad tuercen o aniquilan”, sobre las cuales intervenir. Así, el mandato de su profesión, los obligaba a “hacer valer su autoridad y competencia para orientar a sus semejantes” (Costa de Dobrenky, 1936:49-50). La asistencia clínica, para el discurso medico, superaba así los aspectos netamente científicos, para abordar las condiciones sociales concretas de las madres, en función de una serie de imperativos moralizadores y reformadores.
En los anos treinta, ante un proceso de creciente profesionalización de las funciones públicas y de participación de los “expertos” en la elaboración de las políticas gubernamentales, se genero un consenso alrededor de la idea de que el Estado debía garantizar condiciones materiales y morales optimas para que todas las mujeres pudieran ser madres. Las leyes, elaboradas durante el periodo, evidenciaron la definición de una política social en la cual las inquietudes por la mujer trabajadora fueron uno de los ejes de las reflexiones tanto de quienes participaban en la vida política del régimen representativo (liberales, socialistas y católicos) como de quienes lo impugnaban. El trabajo femenino erosionaba y complejizaba la construcción de ese ideal maternal, así como las obligaciones y roles productivos asociados con el. Por lo tanto, el Estado, preocupado por la disminución de la natalidad y las consecuencias del trabajo agotador, genero propuestas tendientes a proteger a la mujer que trabajaba fuera de su casa (Lobato, 1997)7.
El trabajo industrial femenino fue esencial para ciertas industrias desde fines del siglo XIX; hacia 1930, las mujeres constituyeron el 62% del total de la mano de obra empleada en el sector textil, el 39% del total de las industrias de confección, el 26% del total de la industria química, 24% en la industria de la alimentación y el 14% de las graficas. Sin embargo, esta participación femenina se concentraba en determinadas tareas dentro del sector; en la alimentación como empaquetadoras y envolvedoras, en confección como modistas, costureras y aparadoras, en química como empaquetadoras y etiquetadoras, en textil como tejedoras e hilanderas. Durante la segunda mitad de la década de 1930 se acentuó la feminización de determinados segmentos del mercado de trabajo; en parte debido a la diferente proporción sexual de las migraciones internas en relación con las internacionales. Por lo tanto, las mujeres aumentaron su representación en la fuerza de trabajo en la ciudad de Buenos Aires hasta conformar el 24% del total, en la industria las mujeres fueron el 33% del total (Nari, 2004:79-81).
El ingreso cada vez mayor de las mujeres en el mercado de trabajo, desarrollado en la década de 1920 para el sector administrativo y de servicios y en la década posterior para el trabajo fabril, puso en jaque tanto la concepción vigente sobre la división sexual entre el mundo público y el mundo privado como el proceso de glorificación de la maternidad que identifico la subjetividad femenina con la condición materna. Por lo tanto, rápidamente, la labor remunerada de las mujeres en el mercado se convirtió en objeto de debate público. El trabajo femenino asalariado fue una de las prácticas identificada como amenaza para la construcción del ideal maternal por diferentes sectores políticos e ideológicos. El trabajo femenino ponía en peligro a los hijos tanto en un aspecto orgánico-biológico como moral. Así se presento bajo diferentes conceptualizaciones: en primer lugar como “degeneración”, visión hegemónica durante la época. El trabajo durante el embarazo ponía en peligro claramente la salud del binomio madre-hijo porque permanecían “en el trabajo hasta el último momento” y entonces soportaban “la fatiga y el surmenage consiguiente”. Además, su condición de trabajadora provocaba su ausencia de los controles previos necesarios para asegurar la salud del niño; por lo tanto las madres ingresaban a las maternidades “en trabajo de parto, sin haber concurrido anteriormente al consultorio de servicio” Además la “fatiga corporal” que acompañaba a la obrera “hasta el último día de gestación”, “el cansancio físico originado en la lucha por el pan de cada día” era el “gran factor de parto prematuro” (Llames Massini, 1935:257-261). Con el correr del tiempo, el vinculo entre trabajo salariado femenino y prematurez de los niños se consolido en el discurso medico (Murtagh, 1943); de esta manera, la madre fue responsable de una nueva causa de mortalidad infantil, el nacimiento prematuro, sobre la cual los médicos intentaron actuar en este periodo. La participación femenina en el mercado de trabajo, impactaba negativamente sobre la salud de toda la población. La madre no debía debilitarse ni extenuarse para traer al mundo hijos sanos y robustos.
Una vez ocurrido el nacimiento, otras amenazas se cernían sobre la salud del lactante: las dificultades que la ocupación fabril maternal generaba en torno al “problema de la alimentación de su niño dada su ausencia del hogar durante más de la tercera parte del día”. La lactancia materna se veía imposibilitada, a pesar de las reglamentaciones vigentes8, por lo tanto la madre aunque tuviera “suficiente pecho para su hijo” por no “abandonar el trabajo” debía “recurrir a la lactancia artificial” (Carreno y Cosin, 1940:113).
Esta situación se potenciaba, porque las mamas proletarias acudían a otras personas (familiares, hijos mayores, vecinas) para la atención de los niños durante su ausencia en el hogar. Surgió, de esta manera, una actividad en el seno de los sectores mas pobres: “la cuidadora de niños”. Los sectores altos y medios contaron tradicionalmente con miembros del servicio domestico, niñeras, nodrizas, gobernantas, que formaron parte de un extenso plantel de mujeres encargadas de la crianza de los niños en los hogares burgueses. Sin embargo, se objetaron prácticas de este tipo entre los sectores populares.
Los médicos desconfiaron de las “cuidadoras”, a pesar de ser un oficio de larga data; ya que la alimentación y dirección de lactantes “con mujeres extrañas al ambiente familiar, sin el cariño y la dedicación de la madre”, significaba “casi siempre, un perjuicio para el buen crecimiento de los mismos y de su desarrollo intelectual”, por varias razones. En primer lugar, remarcaban “la importancia de los estímulos psíquicos maternales” basado en la concepción central de identificación de mujer y madre. Así, la maternidad implicaba una actividad de tiempo completo, imposible de ser realizada por otra persona. Además, las madres sustitutas simbolizaron todos los prejuicios médicos sobre los sectores obreros; por lo tanto las encargadas carecían “de nociones de higiene”, poseían “equivocados prejuicios alimenticios”, su alojamiento era “deficiente o malsano”, en la vecindad habitaban y convivían con “enfermos” (Cucullu, 1941:134-135). Esta imagen siniestra se debía a la oposición que la práctica de las mujeres trabajadoras generaba sobre el ideal maternal construido. Sus experiencias demostraban que la maternidad podía ejercerse en forma parcial y conjunta, ya que se confiaba en la capacidad de cuidado y atención de otras mujeres, cuyo lazo con los niños no era biológico. Además, esta crianza repartida entre mujeres y familias que compartían tanto espacios sociales como culturales reforzaba la resistencia a la cultura médica de protección a la infancia.
La ley 11317 concedió a la madre trabajadora en su artículo quince, el derecho de disponer de un intervalo de 15 minutos cada 3 horas para la lactancia de su hijo. Para ello en los establecimientos que ocuparon un número de cincuenta obreras mayores de 18 años, deberían habilitarse salas maternales (Carreño y Cosin, 1940). “cada Instituto tendrá anexado un taller en el que las madres dedicarán las horas disponibles a la costura; este taller es de suma importancia, en él las madres podrán permanecer de cuatro a cinco horas diarias ocupadas en esa pacífica labor que todas saben hacer” (Agostini de Muñoz, 1935:120). La costura, en tanto actividad posible de desarrollar dentro del hogar compatible con las tareas domesticas y maternales, aparecía como un aprendizaje significativo.
Así uno de los objetivos de las medicas y visitadoras era aprovechar la presencia constante y continuada de las madres en los Institutos “para tratar de elevar su nivel intelectual y moral”; en pos de lograrlo, transformaron la estructura existente y formaron una “Cooperadora del Instituto de Puericultura N° 3”, cuya “misión” era “enseñar a leer y escribir a las analfabetas”, brindar “lecciones de economía doméstica, costura, lavado, planchado y enseñanza práctica de puericultura” no solo a las madres de los niños admitidos sino a toda madre de la zona que quisiera concurrir. Estos proyectos finalmente se plasmaron en tres cursos; el primero dictado por la señorita Carmen Zerbino, maestra normal para “enseñar a leer, escribir y nociones de aritmética”, el segundo dado por la Sra. Emilia S. de Diaz, de costura y tejido, y el ultimo a cargo de la Sra. Amelia M. de Marolda, de cocina, que tuvo especial importancia como instrumento de inclusión en el mercado laboral “ya que la mayoría de las internadas trabajarán como domésticas” (Costa de Dobrenky, 1936:51).
Para asegurar la efectiva concurrencia de las madres y de los niños menores de dos anos a las instituciones municipales sanitarias bajo la Dirección de la Protección a la Primera Infancia, fue central la función de la visitadora de higiene que construyo un vinculo personal con la madre a través de la visita. Los médicos valorizaron la importancia del vinculo con la madre para lograr una asistencia eficaz al niño; estas ideas y experiencias implicaban la gestación de cambios en las practicas medicas habituales para obtener un lazo personal (madre-medico) que asegurara que los profesionales se convirtieran en referentes legítimos.

domingo, 3 de abril de 2011

OMS - Intervenciones para promover el inicio de la lactancia: BSR

Intervenciones para promover el inicio de la lactancia

En los lugares de escasos recursos, la educación sobre la lactancia durante el período prenatal que brindan los trabajadores de la salud polivalentes elegidos en la comunidad puede ser de ayuda para el inicio temprano de la lactancia. Es probable que ciertas intervenciones sencillas posteriores al parto, como el alojamiento conjunto temprano, el contacto piel a piel y el apoyo a la madre, tengan el mayor impacto.

Comentario de la BSR por Jana AK

1. INTRODUCCIÓN

Los beneficios de la lactancia para la salud y el bienestar de la madre y el neonato están bien documentados. La OMS recomienda el inicio temprano de la lactancia (es decir, en la primera hora de vida). Según estudio clínico reciente, el inicio temprano de la lactancia puede reducir la mortalidad neonatal en un 22% (1), lo que contribuiría al logro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio. En general, se podrían salvar más de un millón de recién nacidos por año si la lactancia se iniciara en la primera hora de vida. Sólo en los países en vías de desarrollo, el inicio temprano de la lactancia podría salvar tanto como 1.45 millón de vidas por año al disminuir la cantidad de muertes de niños producidas por trastornos diarreicos e infecciones del aparato respiratorio inferior (2).

Las tasas de inicio temprano de la lactancia son extremadamente bajas en muchas partes del mundo: 17% en los países de Europa oriental y Asia central, y 33% en Asia y el Pacífico (3). Las tasas más altas (cerca del 50%) se encuentran en América Latina, el Caribe, Oriente Medio y África del Norte. Sin embargo, para muchos países no hay datos disponibles.

En el Sur de Asia, entre el 24% y el 26% de los neonatos nacidos en Bangladesh, India y Pakistán son amamantados en la primera hora de vida, mientras que la tasa correspondiente para Sri Lanka es del 75% (4). El efecto de estos patrones de lactancia se refleja en las tasas de mortalidad neonatal de estos países: de 40 a 50 cada 1000 nacidos vivos en Bangladesh, India y Pakistán, mientras que en Sri Lanka es de un mínimo de 11 cada 1000 nacidos vivos (5).

Tanto el impacto del inicio temprano de la lactancia en la mortalidad neonatal como sus beneficios económicos son muy conocidos. Aún así, los profesionales de la salud y los formuladores de políticas han prestado escasa atención a esta sencilla estrategia preventiva, salvo por las campañas anuales que intentan resaltar su importancia, como la Semana Mundial de la Lactancia Materna (6).

Se han realizado pocos estudios clínicos para identificar intervenciones que puedan mejorar las tasas de inicio de la lactancia y, por consiguiente, salvar muchas vidas en todo el mundo. Esta revisión Cochrane tiene como objetivo evaluar y comparar: (i) la efectividad de las intervenciones que intentan alentar a las mujeres a iniciar la lactancia de forma temprana, (ii) la conveniencia de estas intervenciones; (iii) los resultados secundarios, como la duración y la exclusividad de la lactancia; y (iv) los efectos adversos de estas intervenciones, si los hubiera (7).

2. MÉTODOS

En esta revisión se incluyeron todos los estudios clínicos controlados aleatorizados, con o sin cegamiento, de cualquier intervención para la promoción de la lactancia en cualquier grupo poblacional excepto en mujeres y neonatos con un problema de salud determinado, como VIH y parto prematuro. Los estudios clínicos se identificaron y recuperaron del Registro de Estudios Clínicos del Grupo Cochrane de Embarazo y Parto (Cochrane Pregnancy and Childbirth Group) (julio de 2007). Se realizaron búsquedas manuales en Journal of Human Lactation, Health Promotion International and Health Education Quarterly hasta agosto de 2007. Los resultados examinados incluyeron el inicio y la duración de la lactancia de cualquier tipo o exclusiva. Se excluyeron los estudios faltos de claridad respecto a la metodología, la aleatorización y los datos de resultados.

Dos autores evaluaron de forma independiente más de 1400 títulos y resúmenes de estudios identificados de todas las fuentes. Se utilizaron los criterios incluidos en el Manual Cochrane (Cochrane Handbook) para evaluar la validez y los sesgos de selección, rendimiento, deserción y detección de los estudios. Los riesgos relativos individuales y agrupados se calcularon con intervalos de confianza del 95% para los datos dicotómicos sobre el inicio de la lactancia a partir de estudios donde los datos permiten una estimación.

La naturaleza de las intervenciones para promover la salud con el fin de lograr un resultado positivo en cuanto al aumento en la cantidad de mujeres que inician la lactancia amerita la revocación de la convención tradicional de la Base de Datos Cochrane de Revisiones Sistemáticas (Cochrane Database of Systematic Reviews) en la que un riesgo relativo menor a uno indica que la intervención experimental es mejor que la intervención de control. Por lo tanto, a los fines de esta revisión, un riesgo relativo mayor a uno indica que la intervención experimental tiene un efecto más favorable sobre las tasas de inicio que la intervención de control. Esto se expresa mediante el punto que aparece a la derecha de la línea central vertical que indica que no hay diferencia en el gráfico del metanálisis.

3. RESULTADOS

En esta revisión, se incluyeron once estudios que evaluaron el efecto de la intervención respecto a la cantidad de mujeres que iniciaron la lactancia después de la intervención. Sin embargo, los datos de tres de los 11 estudios no se incluyeron en el metanálisis debido a preocupaciones con respecto a la metodología. De esta manea, el número total de mujeres incluidas en el análisis estadístico fue de 1553.

Los tipos de intervención para la promoción de la lactancia que evaluaron los ocho estudios clínicos incluidos en los análisis fueron: cinco estudios clínicos sobre la educación sanitaria de las embarazadas, un estudio clínico sobre el apoyo de los pares basado en las necesidades, otro sobre los paquetes para la promoción de la lactancia y el último sobre el contacto temprano entre la madre y el neonato. Los cinco estudios clínicos sobre la educación sanitaria en los que participaron 582 mujeres de bajos ingresos en los EE. UU. con tasas de lactancia generalmente bajas mostraron que la educación sobre lactancia tuvo un efecto significativo en el aumento de las tasas de inicio en comparación con la atención estándar (riego relativo [RR]: 1.57, intervalo de confianza [IC] del 95%:1.15 a 2.15).

Un análisis de subgrupo de dos estudios que evalúan el efecto de la educación informal y repetida sobre la lactancia, que se adaptó a las necesidades de cada mujer, demostró un aumento estadísticamente significativo en el número de mujeres que inician la lactancia como resultado de la intervención (RR: 2.40, IC 95%: 1.57 a 3.66).

Un análisis de subgrupo de tres estudios que evalúan el efecto de sesiones individuales, formales y genéricas de educación sobre la lactancia realizadas al inicio de la lactancia demostró un efecto positivo, aunque estadísticamente no significativo a nivel marginal, en la cantidad de mujeres que inician la lactancia (RR: 1.26, IC 95%: 1.00 a 1.60).

Si bien todos los estudios se realizaron en mujeres de bajos ingresos en los EE. UU. (de diversas procedencias socioculturales), variaron las definiciones de atención de rutina, los métodos, el contenido y la duración de las intervenciones de educación sobre salud. Por lo tanto, es necesario interpretar los resultados con cautela, especialmente en el contexto de su importancia para lugares de escasos recursos.

Un estudio realizado en mujeres de América Latina en los EE. UU que planeaban amamantar a sus niños demostró la efectividad del apoyo de los pares basado en las necesidades durante períodos prenatales y puerperales (RR: 4.02; IC 95%: 2.63 a 6.14). No se demostró un aumento significativo en las tasas de duración de la lactancia durante los primeros tres meses posteriores al parto.

Se demostró que la provisión de un paquete para la promoción no comercial de la lactancia en comparación con un paquete elaborado por una compañía de leche de fórmula no tiene efecto (RR 0.93, IC 95%: 0.80 a -1.08) en el aumento de las tasas de inicio de la lactancia en mujeres de ingresos medios o más altos en los EE. UU. Los autores también informaron que no hay efecto en las tasas de interrupción de la lactancia hasta dos semanas (RR 1.58, IC 95%: 0.97 a 2.56).

Se demostró que una "intervención de contacto mínimo" no afectó (RR 1.05; IC 95%: 0.94 a 1.17) el aumento de las tasas de inicio en mujeres que viven áreas urbanas pobres de Nicaragua. La tasa de inicio de la lactancia fue del 87%, más alta que en los otros estudios incluidos. Cabe destacar que aunque en la intervención se evaluó el contacto temprano entre la madre y el neonato inmediatamente después del nacimiento, las mujeres y sus hijos fueron separados durante el resto de su estancia en el hospital.

No se encontraron estudios clínicos sobre programas poblacionales para promover el inicio de la lactancia.

4. DISCUSIÓN

4.1 APLICABILIDAD DE LOS RESULTADOS

Excepto el estudio realizado en Nicaragua (8), todas las intervenciones se implementaron en mujeres de bajos ingresos en los EE. UU. Por lo tanto, la aplicabilidad de las intervenciones de educación sobre salud que se consideraron en esta revisión en otros lugares, especialmente en lugares de escasos recursos, se debe evaluar con cautela.

El acceso de embarazadas a centros de salud con parteras capacitadas continúa siendo limitado en muchos países en vías de desarrollo. La mayoría de los partos se siguen llevando a cabo en los hogares bajo la supervisión de parteras tradicionales no capacitadas. En estas circunstancias, no es factible contar con un consultor en lactancia exclusivo. Es probable que la participación de la comunidad con trabajadores de la salud locales correctamente capacitados sea un método más realista para la implementación de intervenciones grupales e individuales con el fin de mejorar el inicio de la lactancia.

Un paquete de intervenciones para el cuidado esencial del recién nacido, incluida la promoción de la lactancia, se entregó a través de trabajadores comunitarios de la salud en Shivgarh, Uttar Pradesh, India, y se evaluó en un estudio clínico aleatorizado por grupo con un gran número de pacientes (9). Esto se realizó mediante reuniones colectivas y consultas en el hogar tanto antes como después del parto. Esta intervención produjo un aumento considerable en la cantidad de mujeres que inician la lactancia en la primera hora de vida: del 15% en el grupo control a casi el 70% en los grupos intervención (RR 4.57; IC 95%: 3.38 a 6.15).

4.2 IMPLEMENTACIÓN DE LA INTERVENCIÓN

En los lugares de escasos recursos, la educación sobre la lactancia durante el período prenatal junto con otros componentes del cuidado esencial del recién nacido pueden impartirse mediante trabajadores de la salud polivalentes elegidos en la comunidad. Además, es probable que ciertas intervenciones sencillas posteriores al parto, como el alojamiento conjunto temprano, el contacto piel a piel y el apoyo a la madre, tengan el mayor impacto en el inicio temprano de la lactancia.

La educación sobre la lactancia que se les brinde a mujeres de áreas rurales debe ser culturalmente aceptable y realista. Dado que muchas mujeres en lugares de escasos recursos no fueron formalmente educadas o tienen un nivel bajo de educación, es necesario que la información se presente en el idioma local con un mensaje sencillo y conciso, y material audiovisual atractivo.

En muchos países en vías de desarrollo, los familiares o los ancianos de la comunidad toman las decisiones en cuanto al parto y el cuidado del recién nacido. Por esto es importante incluirlos en el proceso de educación sobre la lactancia.

4.3 IMPLICACIONES PARA LA INVESTIGACIÓN

Es necesario realizar estudios clínicos con potencia estadística y metodología adecuada en lugares de escasos recursos, particularmente donde las tasas de inicio de la lactancia son bajas. También resulta necesario analizar el motivo de las grandes variaciones regionales en las tasas de lactancia.

Las investigaciones deberían centrarse en el contenido, la duración, el tipo de educación y las intervenciones que se necesitan en diversos niveles en lugares de escasos recursos. Las investigaciones futuras deberían también evaluar las intervenciones que aumentan el inicio y la duración de la lactancia exclusiva hasta los 6 meses de vida.

Fuentes de financiación: Ninguna.

Agradecimientos: Dr. Kurien Anil Kuruvilla, Unidad de Neonatología, Facultad de Medicina Cristiana, Vellore, Tamil Nadu, India.

Referencias

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Este documento debería citarse como: Jana AK. Intervenciones para promover el inicio de la lactancia: Comentario de la BSR (última revisión: 2 de marzo de 2009). La Biblioteca de Salud Reproductiva de la OMS; Ginebra: Organización Mundial de la Salud.

http://apps.who.int/rhl/pregnancy_childbirth/care_after_childbirth/cd001688_JanaAK_com/es/index.html

OMS -Duración óptima de la lactancia materna exclusiva: BSR

Duración óptima de la lactancia materna exclusiva

Como política sanitaria mundial tanto para los países desarrollados como en vías de desarrollo, esta revisión recomienda la lactancia materna exclusiva durante seis meses, seguida de una combinación de lactancia materna continua y una alimentación apropiada y adecuada con otros alimentos.

Comentario de la BSR por Sguassero Y

1. RESUMEN DE LA EVIDENCIA

En los lugares de escasos recursos, donde habitualmente hay falta de condiciones de sanidad y agua potable, la lactancia materna puede salvar la vida de los recién nacidos. La lactancia materna brinda protección contra las enfermedades infecciosas, en especial las infecciones gastrointestinales, que contribuyen en gran medida a la morbilidad y mortalidad infantil en los países en vías de desarrollo (1). Sin embargo, si las personas piensan que la leche materna por sí sola no es lo suficientemente nutricional para un niño de menos de tres o cuatro meses, esto puede desalentar a los prestadores de salud para que recomienden la lactancia materna prolongada en forma exclusiva.

Dos factores contribuyeron a la revisión de este trabajo (2) en 2007. En primer lugar, se ha demostrado con creces que los lactantes alimentados con leche materna tienen diferentes patrones de crecimiento con respecto a los lactantes alimentados con leche de fórmula (3). En segundo lugar, las investigaciones recientes sugieren que la lactancia materna tiene beneficios positivos a largo plazo, incluida una posible protección contra la obesidad (4, 5) y el cáncer de mama (6). Con estos factores en mente, los autores de la revisión buscaron y evaluaron la evidencia científica disponible sobre la duración óptima de la lactancia materna exclusiva. El objetivo principal de la revisión fue comparar la lactancia materna exclusiva durante 3 o 4 meses con la lactancia materna exclusiva durante un período completo de seis meses en cuanto a los efectos en la salud, el crecimiento y el desarrollo neuromotor y cognitivo del recién nacido, al igual que en la salud materna.

Los métodos de búsqueda para identificar los estudios relevantes fueron exhaustivos. Se realizaron dos búsquedas independientes en las bases de datos pertinentes, incluida la Literatura de Latinoamérica y el Caribe (Latin American and Caribbean Literature), el Index Medicus para la Región Mediterránea Oriental de la OMS (Index Medicus for the WHO Eastern Mediterranean Region) y el Index Medicus Africano (African Index Medicus). La búsqueda bibliográfica para actualizar la revisión se realizó en diciembre de 2006, con el agregado de las bases de datos LILACS, SocioFile y EBM Reviews-Best Evidence. No se aplicó ninguna restricción de idioma.

La mayoría de las comparaciones estuvo basada en uno o más estudios observacionales, predominantemente estudios de cohorte. Sólo dos estudios, realizados en una población urbana de bajos ingresos en Honduras, fueron estudios clínicos controlados aleatorizados de lactancia materna exclusiva versus lactancia mixta durante 46 meses. El último incluyó sólo recién nacidos a término con un peso menor que 2500 g al nacer.

Todos los estudios incluidos tuvieron varias deficiencias metodológicas.

Los datos disponibles no fueron suficientes para descartar un aumento en el riesgo de deficiencias en el crecimiento de los neonatos que recibieron lactancia materna exclusiva durante seis meses. Los riesgos relativos agrupados para la desnutrición en términos de puntajes z antropométricos < -2 a los seis meses fueron 2.14 (0.74 a 6.24), 1.18 (0.56 a 2.50) y 1.38 (0.17 a 10.98) para el peso por edad, talla por edad y peso por talla, respectivamente. Sin embargo, estos resultados deben interpretarse con cuidado debido al pequeño tamaño muestral de los estudios.

Los datos también fueron insuficientes para evaluar el riesgo de deficiencia de micronutrientes como el hierro y el zinc. Un estudio clínico controlado aleatorizado multicéntrico por grupos realizado en los departamentos de maternidades de Bielorrusia descubrió que la lactancia materna exclusiva durante 36 meses tiene un efecto protector contra la infección gastrointestinal (7). Los resultados de un metanálisis reciente sobre este tema respaldan esta conclusión (8).

De acuerdo con los resultados de la revisión, la lactancia materna exclusiva durante seis meses y la lactancia materna continua con una alimentación segura, apropiada y adecuada se recomiendan como una política sanitaria mundial tanto para los países desarrollados como para los países en vías de desarrollo. Sin embargo, un estudio de Honduras sugirió que los neonatos que reciben exclusivamente lactancia materna pueden tener un bajo nivel de hierro. Esta información debe considerarse especialmente en los lugares de escasos recursos donde quizás la mayoría de las mujeres es proclive a la desnutrición. Una amenorrea de la lactancia más prolongada también se destacó en la revisión como una ventaja adicional de la lactancia exclusiva para las madres de los países en vías de desarrollo.

2. RELEVANCIA EN LUGARES DE ESCASOS RECURSOS

2.1. Magnitud del problema

Cada año, nueva evidencia científica y epidemiológica contribuye a nuestro conocimiento sobre el papel de la lactancia materna en la supervivencia, el crecimiento y el desarrollo de los niños, así como en la salud y el bienestar de las madres (8). Desde principios de los años noventa ha habido un aumento en los índices de lactancia materna exclusiva, aunque éstos continúan siendo muy bajos en el mundo en vías de desarrollo y una baja continuidad de lactancia materna con prácticas inadecuadas de alimentación complementaria aún está muy generalizada. Sólo aproximadamente un tercio (36%) de los recién nacidos reciben lactancia materna exclusiva durante los seis primeros meses de vida. Los patrones de lactancia materna aún están muy lejos del nivel recomendado y existen notables variaciones entre las regiones. Según los datos de 37 países con datos de tendencias disponibles (que abarcan el 60% de la población del mundo en vías de desarrollo), el índice de lactancia materna exclusiva durante los seis primeros meses de vida aumentó del 34% al 41% en el mundo en vías de desarrollo entre 1990 y 2004. Hubo avances significativos en África subsahariana, donde los índices aumentaron más de dos veces, del 15% al 32%, durante este mismo período. Los índices de lactancia materna exclusiva del sur de Asia y de Medio Oriente/África del Norte también aumentaron del 43% al 47% y del 30% al 38% entre 1990 y 2004, respectivamente. África Occidental y África Central, en particular, experimentaron avances significativos con índices que subieron del 4% al 22% y África Oriental y África del Sur también mostraron avances con índices de lactancia materna exclusiva que aumentaron del 34% al 48%. Los índices se mantuvieron prácticamente constantes en el este de Asia y el Pacífico durante este período (9).

También vale destacar que cada año la desnutrición tiene efectos en aproximadamente el 40% de los 11 millones de muertes de niños menores de cinco años en los países en vías de desarrollo, y la falta de lactancia materna inmediata y exclusiva en los niños menores de un año produce 1.5 millones adicionales de estas muertes (10).

2.2. Aplicabilidad de los resultados

La revisión incluye estudios de diferentes ámbitos de países desarrollados y en vías de desarrollo. Por lo general, los resultados podrían considerarse aplicables para los lugares de escasos recursos. La Organización Mundial de la Salud ha elaborado un nuevo estándar de crecimiento para los niños de corta edad basado en los datos de investigaciones recogidos de 8000 lactantes de seis países diferentes y este estándar también ayudará a evaluar la aplicabilidad en términos de patrones de crecimiento (11). La aplicación de este nuevo estándar alentará a los prestadores de salud a recomendar la lactancia materna exclusiva y reforzará las estrategias sanitarias para promover la lactancia materna prolongada.

La documentación de la evidencia del impacto de la lactancia materna en los resultados sanitarios es particularmente importante en este momento, cuando la preocupación por la transmisión del VIH a través de la leche materna amenaza los programas que apoyan la lactancia materna continua. En las circunstancias particularmente difíciles que deben enfrentar las mujeres VIH positivas, los beneficios de la lactancia materna deben sopesarse contra el riesgo de la transmisión vertical del VIH. Las políticas actuales siguen apoyando la lactancia materna, en especial la lactancia materna exclusiva, y al mismo tiempo garantizan la decisión informada sobre las opciones de alimentación neonatal. Todas las madres con infección por VIH deben recibir asesoramiento que incluya información general sobre los riesgos y beneficios de las diferentes opciones de alimentación neonatal y orientación específica al seleccionar la opción que se adapte más a sus circunstancias; también deben tener acceso al apoyo y la atención de seguimiento, incluido el apoyo nutricional y de planificación familiar (12).

La lactancia contribuye a la salud materna en el período postparto inmediato al ayudar a que el útero se contraiga rápidamente, y reducir de esta forma la pérdida de sangre. En el corto plazo, la lactancia materna retrasa el retorno de la mujer a la fertilidad (13) y a largo plazo, reduce el riesgo de cáncer de mama y ovario (5, 8). En muchos países de escasos recursos, la alimentación de un niño por medio de la lactancia materna elimina los gastos en leche de fórmula infantil u otros substitutos, lo cual puede ser sustancial.

2.3. Implementación de la intervención

En la actualidad, la lactancia materna exclusiva durante los seis primeros meses de vida se considera un objetivo de la salud pública mundial que está relacionado con la reducción de la morbilidad y mortalidad infantil, en especial en el mundo en vías de desarrollo. Las madres tienen el derecho de amamantar a sus hijos, y la lactancia materna es un componente fundamental de las medidas que deben tomarse para garantizar que se respete el derecho de todos los niños a la alimentación, la salud y la atención. Sin embargo, las mujeres aún luchan por obtener los derechos de la maternidad. Es necesario implementar métodos que permitan que las mujeres puedan continuar con una alimentación óptima y que las protejan de las presiones para retornar al trabajo en forma temprana. Estas complejas presiones sociales y culturales generalmente se ven exacerbadas por el consejo médico incorrecto por parte de trabajadores de la salud que carecen de destrezas y capacitación adecuadas para brindar apoyo a la lactancia materna.

Desde una perspectiva nacional, conforme al Artículo 24 de la Convención sobre los Derechos del Niño, los gobiernos y la sociedad civil deben trabajar para lograr la implementación total de estos derechos humanos. Los países deben adoptar una legislación que proteja la maternidad para garantizar que todos los hospitales y las maternidades se conviertan en centros de apoyo a la lactancia materna para las madres. Del mismo modo, deben considerarse medidas importantes para las mujeres con empleos remunerados, como condiciones mínimas que permitan prolongar la duración de la lactancia materna exclusiva (tales como licencia por maternidad paga, acuerdos de trabajo de media jornada, recursos para extraer y almacenar leche materna y descansos para amamantar).

A nivel internacional, en las últimas dos décadas se han implementado varias iniciativas de envergadura para promover la lactancia materna. La estrategia de UNICEF para la alimentación de los lactantes y niños pequeños está basada en la Declaración de Innocenti (10). La Declaración se adoptó en agosto de 1990 y posteriormente fue respaldada por la Asamblea Mundial de la Salud y el Comité Ejecutivo de UNICEF para proteger, promover y apoyar la lactancia materna. Sus cuatro objetivos son:

  • implementación de políticas gubernamentales integrales sobre la alimentación de lactantes y niños pequeños;
  • apoyo completo por parte del sector sanitario y otros sectores para lograr dos años o más de lactancia materna;
  • promoción de la alimentación complementaria, adecuada, segura y apropiada (incorporación de otros alimentos mientras la lactancia materna continúa);
  • orientación sobre la alimentación de lactantes y niños pequeños, en especial bajo circunstancias difíciles y apoyo relacionado para las familias y personas a cargo del cuidado de los niños; y
  • sanción de legislación o toma de medidas adecuadas para implementar el Código Internacional de Comercialización de Sustitutos de la Leche Materna (International Code of Breast Milk Substitutes) como parte de una política nacional integral sobre la alimentación de lactantes y niños pequeños.

En mayo de 2002, los Estados Miembros de las Naciones Unidas reafirmaron la relevancia y la urgencia de los cuatro objetivos Innocenti en la Estrategia Mundial para la Alimentación del Lactante y el Niño Pequeño de la OMS/UNICEF (WHO/UNICEF Global Strategy for Infant and Young Child Feeding) adoptada por la Asamblea Mundial de la Salud. La Estrategia Mundial incluye cinco objetivos operativos adicionales:

  • designación de un coordinador nacional de lactancia materna con la autoridad adecuada y creación de un comité nacional multisectorial sobre lactancia materna;
  • implementación de los "Diez pasos para una lactancia materna exitosa" (la Iniciativa Hospital Amigo del Niño [Bay-Friendly Hospital Initiative]) en todas las maternidades;
  • implementación mundial del Código Internacional de Comercialización de Sustitutos de la Leche Materna y las consiguientes resoluciones relevantes de la Asamblea Mundial de la Salud en su totalidad; y
  • promulgación de legislación imaginativa para proteger el derecho a la lactancia de las mujeres que trabajan y la creación de medios para hacer cumplir la legislación sobre protección de la maternidad.

La Semana Mundial de la Lactancia Materna (que se realiza la primera semana de agosto de cada año) es una iniciativa importante de la Organización Panamericana de la Salud (Oficina Regional para las Américas de la OMS), los ministerios de salud y las organizaciones no gubernamentales tales como La Leche League (14), destinada a promover y apoyar la lactancia materna. Durante esta semana se organizan conferencias, desfiles, exposiciones de arte y eventos especiales para las madres y sus lactantes.

3. Investigación

Los estudios publicados sobre los efectos de la lactancia sobre la salud materna e infantil tienen varios defectos metodológicos. El uso de una definición estándar de la lactancia materna, el control de una variedad de variables de confusión potenciales y los esfuerzos realizados para controlar la causalidad inversa al excluir las muertes cerca del nacimiento pueden hacer que los estudios futuros sean más confiables.

Para los resultados que actualmente carecen de datos, se requieren estudios clínicos controlados aleatorizados bien dirigidos, con excepción de la "mortalidad neonatal", porque sería muy difícil diseñar estudios éticamente aceptables que incluyan la mortalidad neonatal como un resultado.

Referencias

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  • La Leche League International; web site. http://www.lalecheleague.org (accessed 20 August 2007).

Este documento debería citarse como: Sguassero Y. Duración óptima de la lactancia materna exclusiva: Comentario de la BSR (última revisión: 28 de marzo de 2008). La Biblioteca de Salud Reproductiva de la OMS; Ginebra: Organización Mundial de la Salud.

http://apps.who.int/rhl/pregnancy_childbirth/care_after_childbirth/yscom/es/index.html